El pasaje Rivas es un lugar lleno de
armonía en donde la artesanía florece y se comercializa libremente en todo el
lugar. Los locales tienen en sus entradas gran cantidad de productos que
abarrotan la calle angosta por donde los transeúntes observan los objetos que
son idiosincrasia colombiana, la diversidad cultural reside en su mayoría en
los productos que son el reflejo de la gente que viene de diversas partes del
país.
El pasaje por donde transitan los
visitantes es muy reducido. Algunos de los productos tienen que colgarse en el
techo o en las paredes, por otro lado los trabajos de orfebrería y algunas
vasijas por su peso y fragilidad son colocadas en el piso o en un rincón delantero del local para que
estos puedan ser vistos y vendidos, lo que llama la atención es la forma como
los dueños de los locales se las ingenian para poder acomodar todos los
artilugios, respetando el espacio del cliente o el visitante que pasa por la
calle del pasaje Rivas.
En el pasaje Rivas cada quien es dueño y
responsable de su establecimiento, si bien algunos son empleados, otros tienen
el local en arriendo, el pasaje Rivas funciona como un gran panal de abejas que
contiene dentro muchas colmenas, todos y cada uno de los locales tiene un administrador
que hace de abeja reina, es decir se encarga de dar a los trabajadores
funciones específicas para que el local tenga un correcto funcionamiento y así contribuyen todos los locales, manteniendo al pasaje Rivas como la colmena del
auge de la artesanía.
En conclusión el pasaje rivas tiene unos
locales, de los cuales el administrador es el que se encarga de decirle a sus
trabajadores como deben ir organizados los artículos que se les muestran a los visitantes.
Pasaje, administradores, trabajadores, todo en orden jerárquico, los
administradores piensan en como se debe organizar y los empleados con el designio
de los administradores organizan las mercancías para que el lugar tenga un
correcto funcionamiento.